martes, 2 de octubre de 2007

TODO TIENE SU FINAL, NADA DURA PARA SIEMPRE


Creo que a mis amigos les dije una vez que los cantantes de los que me hubiera gustado asistir a un concierto ya se murieron. Se murió Pedro Infante, Lennon, Tito Rodriguez, Freddie Mercury, Ray Charles y Héctor Lavoe.
Hector Lavoe hubiera cumplido este 30 de septiembre 61 años, tal vez todavía estaría cantando. Pero no. Lo dejaron morir.
Digo que lo dejaron morir por que algo de la extraña fascinación que me producen esos cantantes muertos es saber las circunstancias de su muerte, que es en últimas lo que los convierte en leyenda.
Pedro Infante murió en un accidente aéreo (Como Richie Valenz y Buddy Holly), en un avión que él piloteaba, ya había tenido un accidente antes por lo cual llevaba una placa de metal en el cráneo. A Lennon lo mató Marc Chapman, su fan más devoto, hacía poco había terminado una entrevista donde decía que esperaba vivir hasta los 80 años, pero vivió solo hasta los años 80. Tito Rodriguez dio su último concierto en el Madison Square Garden de New York en el 73, tenía leucemia, finalizada la presentación se desmayó y tres días después murió. Freddie Mércury murió de Sida, en silencio. Ray Charles murió tranquilamente, al final de una vida tormentosa. Y a Hector Lavoe …lo dejaron morir.
He tenido oportunidad de leer y ver documetales sobre Hector Pérez, Héctor Lavoe, su vida fue triste, su legado fue genial. En la vida de los grandes genios y artistas, si me permiten llamarlo así, subyace el conflicto, Lavoe no fue la excepción. Huérfano de madre a los pocos años de vida, se va muy joven a New York contra la voluntad de su Padre y es absorbido por la música, su pasión; pero el mundo del espectáculo lo deslumbra y las drogas, al igual que a Ray Charles, lo atrapan. Pero Ray Pudo salir.
Pero no solo fueron las drogas, también sus managers. Y me atrevería a preguntar ¿Dónde estaban sus amigos que hoy le rinden tributo? Pero como dice la canción “La Fama”, que él mismo cantaba: “no tengo amigos, y si un amor fácil lo consigo, así de fácil lo he de perder”.
Al final de su vida con la pena de haber perdido a su hijo, después de haber intentado suicidarse, con SIDA, en el abismo de las drogas, sus manejadores lo drogaban más y lo subían al escenario. Al final de sus días, con medio cuerpo paralizado, tuerto, lo subían al escenario para lucrarse con ese despojo de hombre. Que triste.
Muchas de sus letras hablan de esa tristeza profunda, y conociendo su vida se hacen más tristes esas canciones. No se si decirte ¡Feliz cumpleaños Héctor!

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